Ceratoria siliqua. Familia
CESALPINIACEAS . Como alimento del ganado de labor tuvo su importancia el fruto
de este árbol – la algarroba – por los años cincuenta y sesenta, y luego
incomprensiblemente se le ha ido relegando al olvido a pesar de que no solamente
proporcionaba alimento sino que fijador del suelo es capaz de adaptarse a
situaciones extremas y crecer entre las rocas. En las provincias de Málaga y
Almería se le puede encontrar de forman muy dispersa y allí donde se lo
permiten presentando un porte digno de elogio. Su tronco puede llegar a medir
dos metros de perímetro y la algarroba, leguminosa de flores blancas, le cuelga
entre el verdor de sus hojas como pendientes que luciera de sus lóbulos
multiformes. Es un árbol propio de esta tierra sureña que está pasando tal vez
por uno de sus peores momentos y al que debemos prestar la atención necesaria
para hacerlo desaparecer de la fatídica lista de especies amenazadas. En el
P.N. Cabo de Gata – Nijar se pueden encontrar buenos ejemplares de este árbol,
resaltando aún más si cabe el valor intrínseco de este espectacular paisaje
mezcla de acantilado y playas; hasta allí llegan los flamencos (Phoenicopterus
ruber) y abunda el palmito, pero son sin duda los fondos marinos los que le dan
importancia a estas azuladas aguas. En Tabernas -donde parece que aún no tienen
claro la apuesta por el turismo rural – podemos encontrarnos desde un poblado
del Oeste americano hasta un centro de energía solar, pasando por la curiosa
fiesta de los pencones celebrada en tiempos de liturgia, y en la cual además de
sorprender al viajero con ciertas excentricidades le ofrecen chocolate con
bollitos.
En Sorbas, el yeso juego
caprichosamente con el entorno y las oquedades se multiplican. Y cerrando esta
sucinta visión de la parte sur de Almería, todo un mar de plásticos que dieron
lugar a un floreciente cultivo hortícola que nos hacen consumir frutas y
hortalizas fuera de su temporada natural, que está produciendo grandes
problemas de acuíferos, pero que indudablemente ha puesto de oro a más de un
campesino que ha pasado de la noche a la mañana de dos mulas y un arado a dos
vehículos último modelo; esperemos que el efímero brillo del metal no sea la
trampa de nadie. Y mientras tanto nuestro paciente algarrobo quiere decirnos
algo: “no muy lejos de aquí – en Murcia -tenemos todo un ejemplo de lo que
conmigo pudiera hacerse, puesto que hace un siglo (1895) la Sierra de Espuña
fue repoblada por Ricardo Codorniú Starico a lomos de una mula, cinco mil
hectáreas de terreno erosionado se vieron cubiertos de pinos, encinas, y
quejigos”. Castigado durante años, el algarrobo ha dejado su sitio a zonas de
regadíos y urbanizaciones mientras en otros piases de fabrican a partir de la
pulpa de algarrobas: chocolate, leche, mantecados, harina, jarabe y aditivos
naturales. Árbol leñoso de madera dura y brillante, tiene hojas perennes y
posee un sistema radicular tan desarrollado que le permite subsistir en los
montes más rocosos, siendo el más capacitado para poblar zonas casi desérticas.
A él, le vamos a dedicar estos versos de Alfonso Canales:
El último árbol llegó a ser animal
sacaba de la tierra tentáculos
de ramas y de hojas hizo espadas y
uñas
crecía en la explosión de su venganza,
dando su sombra interminable a los
depredadores.
Muy interesante, José, tanto por lo que atañe al algarrobo en sí como por lo que concierne al Sur de nuestra querida península. ¡Cinco mil hectáreas repobladas por Ricardo Codorníu en 1895!
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