Buenos Aires, 3 de Julio de 2006
La primera avenida que pillamos a mano V. y yo, la recorremos para
hacernos una foto con el obelisco al fondo.- La Avenida 9 de Julio
impresiona por la gran cantidad de carriles que la conforman.- Llama la
atención la enormidad de taxis (amarillo y negro), que se mueven por
todas partes, autobuses con un monumental número en frontal, para que
nadie se equivoque y pocos coches privados.- Acá la gente se mueve mucho
en taxi, camina deprisa y apenas se ven entradas de subte (metro).- La
palabra “cuadra” está presente en las conversaciones cotidianas porque
es la forma de aclararse a la hora de explicar donde se encuentran los
sitios.
El Teatro Colón lo descubrimos pronto, aunque sólo sea en su fachada
y la forma tan característica de hablar se nos va haciendo familiar.-
La sensación de hallarme muy lejos – desubicado puede ser la palabra
adecuada -, me produce un malestar interno que a pesar de mis esfuerzos
porque no trascienda, la sensibilidad de V. terminará descubriéndolo:
Tiene presente el avión, la larga travesía, la ausencia de mis hijos y a
pesar de que son aspectos sopesados antes de cruzar el charco, no dejan
de comerme la moral.- En la calle Juncal (domicilio de nuestros
anfitriones), encuentro una ventana abierta con el uso de interné y
lanzo mi llamada a las ondas para conectarme con mis hijos y los amigos
más íntimos como una primera impresión bonaerense.
Tenemos a los anfitriones llevándonos de un lado a otro probando la
primera parrillada que nos llena en demasía y conociendo el apartamento
de la Recoleta, que nos produce la gran sorpresa del momento al
descorrer las cortinas y encontrarnos tras un gran ventanal, la tapia de
un cementerio (La Recoleta), con sus mausoleos, angelitos y demás
parafernalia, eso si mirando para otro lado.- La calle que nos separa de
tan lúgubre pared tiene una tráfico al que uno termina acostumbrándose
pero que ni la persiana consigue amortiguar.- Eso si, acabamos tan
cansados al final del día que cogemos la cama para amortizar el gasto y
despreocuparnos del mundo exterior.
El aspecto del bloque y sus elementos recuerda la España de los años
sesenta: Ascensores con cierres, ausencia de contenedores para la
basura, gas ciudad que deja mucho que desear.- Aspecto pobre que refleja
la situación actual de la Argentina donde se gana poco y el peso se
cotiza cuatro veces menos que el euro.- En la calle se ven policías
uniformados y armados parapetados en soportales y esquinas solitarios y
con escaso apoyo motorizado.- En los super y tiendas se observan muchas
medidas de seguridad, mucha vigilancia.- El complejo La Recoleta nos
llama la atención para aprovechar la soportable de lo que parece una
catedral para llenarlas de tiendas de diseño.- Existe un Centro Cultural
al que no pudimos acceder por estar cerrado.
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