El poeta vuelve al
único lugar
Donde sintió ser algo
más que un amante,
Entre las olas del mar
y el olor de la arena
Aquella tarde, unas
horas, la sintió suya.
Meses después ve como
el mar se lleva su arena
Se esfuma su recuerdo,
y no queda nada.
Inshalá, si al bañarse
en él hiciera lo mismo con este dolor.
Pues hasta el amante
más literal acaba cansándose.
La piedra aguantará mil
veces la embestida,
El amante enamorado,
mil promesas que nunca cumplió:
Regálame un solo día
para nosotros, suéñame…
Triste roca incapaz de
huir de su destino,
Estúpido poeta amante
que no comprende el juego.
La arena, el mar y las
rocas son un todo
Unidos por la espuma de
la sal que les cimienta.
Uróboros. Serpiente que
se muerde la cola,
Principio eterno sin
final efímero.
Desilusión, lágrimas,
promesas no hacer, esperanza,
Tiempo veloz cuyo nexo
son sus palabras.
Aquellas regaladas para
no cambiar el sentir del enamorado
Pero vanas y vacías,
por saber, no se cumplirán.
Josemy Valverde
Josemy Valverde
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