A las duchas compartidas,
a los silencios cómplices,
a la sonrisa infinita,
al tonteo de los días que eran nuestros,
a tus pechos,
al “tengo que contarte lo que me ha pasado”,
a los mensajes de improviso,
a las cenas en casa con dos pizzas,
a tu nombre dibujado en cualquier folio,
a los versos que hablaban de ti,
a los bares que marcábamos ambiente,
a los paseos de la mano,
a las mil horas hablando por teléfono,
a NOSOTRAS…
Rocío Cáceres.
Rocío Cáceres.
Al leerlo lo recree con mis propios recuerdos... y ha sido una mezcla agridulce.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Muchas gracias
ResponderEliminar