No puedo escribir sobre ventanas.
La mía refleja el paso de los días
en motas de polvo y yo estoy triste.
Tan sólo la abro para encubrir la evidencia
de mi encierro o para que no entre más frío.
Créeme, es mejor que te hable de otras cosas
que no pueda relacionar con lo que me está pasando
en cada latido, es mejor que posterguemos este poema
un año o dos -para asegurarnos-,
y quizás -sólo quizás- pueda contarte
sonrisas, nubes y rayos de sol.
lunes, 30 de abril de 2012
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